Entusiasmada por mi trabajo, aprendo con rapidez nuevas ideas y conceptos; me gusta desarrollar soluciones creativas e innovadoras.
Soy una mujer emprendedora que disfruta los retos, gusto del estudio, autodidacta por naturaleza,responsable, dinámica, con aspiraciones, deseos de superación y metas basadas en el logro de objetivos. Pongo especial atención en los detalles.

lunes, 9 de octubre de 2017

Conceptualización de la transferencia
Existen dos grandes orientaciones en la conceptualización de la transferencia. La primera la considera un fenómeno universal, que se da a diario en la vida cotidiana con cualquier persona con la que nos relacionamos; consistiría en el desplazamiento de emociones y conductas que originalmente se experimentan en relación a personas significativas de la infancia, sobre ciertos objetos actuales.
Desde una perspectiva Kleiniana, la transferencia se explicaría por la constante necesidad de los seres humanos de contactarse con otros y, al ser la relación primera la establecida con la madre, todo fenómeno transferencial sería un revivir de este tipo de relación objetal primaria.
La segunda forma de conceptualizar la transferencia, cual es la que normalmente se utiliza dentro de los textos de teoría y técnica psicoanalítica, hace referencia a los procesos de transferencia dentro de la relación terapéutica.
Dentro de este contexto, Anna Freud (en Menninger y Holzman, 1973) definió a la transferencia como todos los impulsos que experimenta el paciente en relación con el psicoanalista, que no son creación nueva de la situación analítica objetiva, sino que se origina en relaciones primitivas con los objetos y ahora simplemente se reviven por la influencia de la compulsión iterativas.
Otra definición complementaria a las anteriores la otorgada por Menninger y Holzman (1973), para quienes la transferencia "son los papeles o identidades irrealistas que el paciente atribuye inconscientemente al psicoanalista en la regresión del tratamiento psicoanalítico, y las reacciones del paciente a las representaciones, que por lo general, derivan de experiencias anteriores" (Menninger y Holzman , 1973, p.116).
La transferencia dentro de la terapia psicoanalítica tiene una particular intensidad. Racker (1990) explica el proceso a través del cual se produce esta particular fuerza de la transferencia señalando que la abolición del rechazo que se produce como consecuencia de la asociación libre y la neutralidad del terapeuta.
Esto hace que el paciente proyecte sus ideas rechazadas o rechazantes sobre el terapeuta; estos objetos internos rechazados y rechazantes son en el fondo los padres introyectados, lo que explicaría la intensidad de la transferencia en la relación analítica, debido a que estos mismos objetos rechazados son a la vez los objetos necesitados, por los cuales siente amor.
Actualmente, se considera que en la transferencia no sólo se debe considerar la aparición de emociones y pensamientos del paciente en relación directa al terapeuta, sino todo aquello que surge en la relación entre ambos, en la llamada transferencia de situaciones totales
De este modo, también debe considerarse en el análisis de transferencia el modo en el cual el paciente trata de comunicarse con el terapeuta, el modo en el cual intenta aplicar sus sistemas defensivos al terapeuta y su concepción de mundo, de la forma en la cual la percibe el terapeuta a través de la contratransferencia.

Como ya se ha dicho en la relación terapéutica, como en toda relación significativa, el paciente inicia procesos transferenciales difusos. Dentro del marco del psicoanálisis o una terapia psicoanalíticamente orientada, estos procesos son intencionalmente intensificados con el fin de descubrir los mecanismos infantiles subyacentes a la neurosis del paciente. A esta reproducción de la neurosis infantil en la relación con el analista de un modo artificial se le denomina neurosis transferencial.
La transferencia es un fenómeno derivado del desplazamiento y la regresión. Para lograr el establecimiento de la neurosis transferencial es necesario que el ambiente terapéutico facilite estos procesos a través de algunos factores, tales como la serenidad y constancia del ambiente, el silencio del analista, la asociación libre y la escasa información que tiene el paciente acerca del terapeuta que permite con mayor facilidad la proyección de sus figuras internas sobre él (Fenichel, 1974).
La importancia de establecer la neurosis transferencial radica en que permite conocer y dirigir a la figura del terapeuta los mecanismos y conductas neuróticamente estereotipadas de modo tal que éste pueda atacar las resistencias neuróticas mediante las interpretaciones de la transferencia, logrando una reestructuración de la personalidad del paciente que lo llevaría a una mejor adaptación.
Es importante destacar que esta neurosis transferencial no es fomentada en las psicoterapias breves debido a que, en primer lugar, el encuadre o setting de la terapia no es el apropiado para lograr los fenómenos regresivos característicos de la neurosis transferencial y, en segundo lugar, no se pretende cambiar la estructura de personalidad del paciente sino lograr insight sobre aspectos de la vida cotidiana del paciente.
En términos generales podemos decir que la transferencia positiva surge cuando el analizado siente ciertas gratificaciones por parte del analista y se dispone hacia él con una actitud de amor, distinta a la cooperación consciente producto de la alianza terapéutica. 
Por otra parte, también podemos hablar de una transferencia negativa, la cual se produce cuando el paciente revive en la transferencia conflictos que vivió en su infancia en la figura del terapeuta; normalmente, el terapeuta va a frustrar los intentos del paciente por actualizar los impulsos, de manera tal que éste active sus defensas, respondiendo con hostilidad y agresión.
La transferencia positiva es el móvil más importante para superar las resistencias, o sea, hacer consciente lo inconsciente. Cuando la transferencia se vuelve negativa o sexual, se convierte en una resistencia y su análisis y disolución adquieren una importancia esencial para poder continuar el trabajo.
Mientras la transferencia resulta de este modo un gran peligro para el tratamiento, se constituye al mismo tiempo en su instrumento más importante, pues la vuelta de los procesos infantiles en la transferencia hace de ella el mejor medio para hacer recordar aquellas vivencias reprimidas (Racker, H. 1990).
De este modo, el hablar de resistencia positiva o negativa tiene, actualmente, una connotación más bien técnica que valórica, en tanto el análisis y la elaboración de ambas son útiles para el trabajo terapéutico.

Si en el curso de la terapia psicoanalítica la transferencia se vuelve negativa, está se transforma en una resistencia; en general, se consideran resistencias todas aquellas conductas, emociones, pensamientos, impulsos y fantasías que entorpecen el análisis, dificultando los procesos de recuerdo e insight, impidiendo el cambio.
Freud se percató prontamente de esta relación entre las resistencias y ya en su libro de 1912, "La dinámica de la transferencia", señala la aparición de patrones infantiles de relación que entorpecían el análisis y estableció que la transferencia era una forma de resistencia, en la cual se repiten formas de actuar defensivas para no recordar hechos ansiógenos.
Posteriormente, comprendió que la transferencia era un fenómeno mucho más amplio, en el cual se podía incluir tanto los sentimientos infantiles positivos como los negativos actualizados en el terapeuta.
De este modo, en "Más allá del principio del placer" (1920), Freud manifiesta que también se puede considerar como transferencia el contenido resistido; el ello canalizaría transferencialmente sus impulsos hacia el terapeuta y el yo repetiría las defensas que ocupó en la infancia para protegerse de éstos, oponiéndose ambas instancias reviviendo el conflicto que causó la neurosis.
Estos dos modos de entender la transferencia han dado lugar a la formación de dos grupos de psicoterapeutas. El primero expresa que la transferencia es principalmente resistencia, ya que ella daría cuenta de repetición de ciertos impulsos infantiles, que ocuparían el lugar del recuerdo; la labor del terapeuta sería eliminar esta transferencia, para lograr lo esencial del proceso analítico, el "recordar" (hacer consciente) la infancia reprimida.
El peligro de este enfoque está en considerar que lo rechazado sea el pasado, siendo que para el inconsciente (regido por el proceso primario) no existe diferencia entre pasado y presente. Lo rechazado es algo doloroso, que nunca se transforma propiamente en pasado y que se vive como presente en la relación transferencial.
Para el segundo grupo la transferencia es lo resistido y lo fundamental en la terapia es la transferencia misma, la revivencia de conflictos infantiles y su rectificación. Los recuerdos tienen valor en tanto permiten comprender la transferencia actual entregando los verdaderos nombres a la relación transferencial y limpiando el carácter de realidad que tiene la transferencia para el paciente.

La contratransferencia sería el conjunto de actitudes, sentimientos y pensamientos que experimenta el terapeuta en relación con el paciente (Florenzano, 1984). 
Al igual que el concepto de la transferencia, la contratransferencia ha poseído distintas implicancias: desde una connotación negativa para Freud, que obligaba a considerarla un proceso a dominar por completo, hasta la actual valoración de este proceso como una importante herramienta terapeútica necesaria para comprender los procesos transferenciales del paciente.
La contratransferencia da cuenta de un hecho generalmente olvidado otro tipo de terapias: tanto el paciente como el terapeuta se encuentran dentro de una relación que es interactiva, por lo que el paciente se verá influido por el terapeuta, tanto como éste por el paciente (Menninger y Holzman, 1973).
Al igual que la transferencia positiva, la contratransferencia positiva le ofrece al terapeuta la energía necesaria para comprender el inconsciente del paciente. La contratransferencia negativa, por su parte, interferiría en la motivación y en la "objetividad" del terapeuta para realizar sus intervenciones y sería resultado de la adopción de objetos negativos del paciente, aunque también podría ser consecuencia de una falsa comprensión debida la desintegración de los propios objetos del analista.
Así, Racker (1990) distingue dos tipos de contratransferencia: la resultante de la identificación concordante, o sea, con el yo y el ello del paciente y la complementaria que resulta cuando el terapeuta se identifica con objetos internos del paciente. En este último caso nos encontraríamos frente aneurosis contratransferencial, la cual es producto de la neurosis del propio analista, que en la situación analítica revive sus conflictos estableciendo una transferencia negativa con el paciente.
Para evitar los efectos perjudiciales de la contratransferencia, el analista debe tener una actitud activa, que le permita sublimar su contratransferencia y mantenerla positiva, o sea, debe mantener una actitud de amor hacia el paciente, a pesar de las agresiones que éste le infiera.
Esto responde a un principio fundamental "sólo Eros origina Eros"; vale decir, sólo el amor que entregue el analista será capaz de producir amor en su paciente, de modo tal de transformar las resistencias de éste en la transferencia positiva sublimada que permite el trabajo terapeútico.
Por lo tanto, el consejo que Freud daba para dominar la contratransferencia, "la actitud de cirujano", no se refiere mostrarse inhumano y frío, sino que a la conveniencia de no contestar a una transferencia negativa.
De lo anteriormente expuesto, se deduce que el terapeuta no puede actuar los papeles que espera el paciente que asuma, situación de gran importancia cuando los pacientes tienden a ser manipuladores y difícil de controlar cuando tienen personalidad limítrofe. Sin embargo, puede hacerlo cuando las interpretaciones no surjan efecto, y luego de esta actuación se analiza lo sucedido, convirtiéndose la actuación en un medio consciente para lograr una interpretación.
Menninger y Holzman (1973) mencionan algunos indicadores de contratransferencia que podrían interferir con la terapia:
  • Descuido del encuadre.
  • Somnolencia durante la atención del paciente.
  • Tendencia a pedirle favores al paciente.
  • Tratar de ayudar al paciente extra-terapéuticamente.
  • Discutir con el paciente.
  • Cultivar la dependencia del paciente.
  • Tratar de impresionar al paciente o a colegas con el caso.
  • Demasiado interés en el caso.
  • Fomentar la resistencia del paciente.
Menninger y Holzman otorgan algunas recomendaciones ante este tipo de contratransferencia:
1.   Hay que estar atento ante la presencia de la contratransferencia, reconociendo sus fallas y aplicaciones.
2.   Reconocer las manifestaciones de una contratransferencia perturbadora.
3.  Al ser conscientes de la contratransferencia hacer un repaso de la situación analítica con el paciente tratando de identificar los actos, palabras del paciente que desencadenaron su reacción en nosotros.
4.  No hacer una introspección tan grande sobre la propia contratransferencia que pierda de vista al paciente.

Si bien las recomendaciones que se puedan hacer al terapeuta son muchas, no hay que olvidar que es un ser humano y muchas veces puede olvidar tales recomendaciones porque, al igual que sus pacientes, tiene inconsciente y deseos infantiles.
No es realista creer que todo terapeuta es un super-hombre o una super-mujer que puede manejar con total facilidad la transferencia negativa del paciente y ser capaz de brindarle amor y mantener una contratransferencia positiva, cuando el paciente lo agrede continuamente.

No deseamos que un terapeuta actúe contratransferencialmente ante un paciente como le sucedió a Michel Durand en la novela de Gattégno y termine matándolo, por no resolver su neurosis infantil. Y aunque los casos reales tal vez no sean tan dramáticos como este (aunque en realidad no lo sabemos con certeza) es un deber ético para el psicoterapeuta el someterse a una terapia para conocer sus conflictos y limitaciones, tanto por su propio bien como para el propio paciente.

lunes, 2 de octubre de 2017

Con la publicación en 1913 del artículo  John Watson (1878-1958), nació la nueva escuela conductista que ya anteriormente se había desarrollado a partir de los estudios del comportamiento animal. Los conductistas pensaban que no valía la pena intentar imaginarse lo que la gente ve o siente  (como lo hacían los estructuralistas) y como piensan y porque (como lo hacían los funcionalistas). Más bien se concentraron en  lo que realmente podían ver.

En pocas palabras estudiaban solo el comportamiento y hechos observables. Reemplazaron la introspección como método de investigación, por estudios de laboratorio dedicados al condicionamiento, un tipo de aprendizaje. Si se podían determinar el tipo de respuesta que daría una persona o animal frente a un estímulo determinado, opinaban que se conocería lo más importante de la mente.

Con esta orientación la investigación se dirigió hacia la experimentación con animales y el trabajo sobre el aprendizaje. Los conductistas hacían hincapié en la importancia del ambiente en la formación de la naturaleza humana que importancia a las características hereditarias.

El conductismo de Watson


El funcionalismo estadounidense allanó el camino para el conductismo clásico que fundó Watson. Al hacer hincapié en la conducta adaptativa y rechazar el sujetismo que estaba presente en la primera psicología funcional, Watson se proponía liberar a la psicología de una vez por todas, de los últimos vestigios de "la psicología de los estados de conciencia". 

Proclamaba autoconscientemente una doctrina radical de psicología. Incorporó el reflejo condicionado en su esquema como principio combinatorio objetivo, substituyendo con él la ciega "asociación de ideas" mentalistas. Hacia 1920, los psicólogos estadounidenses, bajo la influencia de Watson, comenzaron a basar la explicación de aprendizaje en el reflejo condicionado como el mecanismo esencial para la modificación de la conducta. Su filosofía básica.      
          
                      El manifiesto de Watson comienza así:

La psicología, tal como el conductista la ve, es una rama puramente objetiva y experimental de las ciencias naturales. Su objetivo teórico es la predicción y el control de la conducta. La introspección no es parte esencial de sus métodos ni depende el valor científico de sus datos de la prontitud con la que se presten a interpretación en términos de conciencia. 
El conductista, en sus esfuerzos por lograr un esquema unitario de la respuesta del animal, no reconoce divisoria entre el hombre y éste. La conducta del hombre, con todos sus refinamientos y complejidad, es sólo una parte del esquema total de investigación del conductista. (1913, p. 158)

La primera fase sitúa directamente la psicología en el esquema de las cosas como una rama de las ciencias naturales, lo que la conduce a los métodos experimentales objetivos de las ciencias naturales. En consecuencia, la introspección como método y la conciencia como objeto deben rechazarse. 

El objeto de la psicología científica era la formulación de una teoría que permitiese la predicción exacta y que fuese lo suficientemente general para abarcar todos los organismos (no sólo al hombre).

Podemos asumir tanto la presencia como la ausencia de la conciencia en cualquier punto de la escala filogenética, sin afectar en un ápice o una tilde los problemas de la conducta, y sin influir en modo alguno la manera de arrancarlos experimentalmente. 

Por otra parte, yo no puedo suponer por un momento que él permaneció responde a la luz, que la rata aprende un problema más rápidamente si trabaja en la tarea cinco veces al día que si trabaja una vez al día, o que el niño muestra mejoras en sus curvas de aprendizaje. Estas son cuestiones que conciernen vitalmente a la conducta y que deben decidirse mediante la observación directa en condiciones experimentales. (Watson, ibid., p 161)

En este cuadro de referencia se desplazó al hombre del foco de atención tradicional de la psicología para substituirlo por el "organismo". De un audaz plumazo, Watson destruyó el dualismo cartesiano mente-cuerpo, aboliendo la mente, y con ella el antiguo problema filosófico de la relación entre los dos términos.

Concibió al psicólogo como conductista, totalmente comprometido con los supuestos, métodos y procedimientos de las otras ciencias. No había necesidad de introducir nada extra, especialmente diseñado para la psicología. Una vez que se abandonó el dualismo, la psicología podía descansar, sin más, en los artículos de fe del científico. 

Watson creía que era posible definir la psicología como la ciencia de la conducta y no apartarse nunca de este principio definitorio haciendo referencia a términos mentalistas. Creía que esto podría llevarse a cabo en términos de estímulo y respuesta, junto con un principio de aprendizaje de la formación de hábitos.

La psicología que yo trataría de construir tomaría como punto de partida, en primer lugar, el hecho observable de que el organismo, tanto el hombre como el animal, deben adaptarse al medio ambiente mediante lo que poseen por herencia y hábito. Estas adaptaciones pueden ser muy adecuadas o tan inadecuadas que el organismo apenas mantenga su existencia; en segundo lugar, que ciertos estímulos hacen que los organismos respondan. 

En un sistema psicológico completamente elaborado, una vez dada la respuesta se puede adivinar el estímulo; dado el estímulo se puede predecir la respuesta. Este conjunto de proposiciones es liso y llano en extremo, como deben ser todas estas generalizaciones, pero no más que las que aparecen en los textos actuales de psicología.

Adoptó, pues, un enfoque riguroso en términos de estímulo respuesta (E-R) para explicar la conducta. Las respuestas debían explicarse, por su relación de dependencia, con rasgos observables de la estimulación. La estimulación, en el concepto de Watson, pasó a considerarse como exógena (de origen externo) lo que hizo que su concepción fuera marcadamente ambientalista. 

Algunos de sus primero experimentos con animales en laberintos dieron preeminencia al sentido ciestésico (músculo), pero en general hizo hincapié en la instigación exteroceptiva de las respuestas manifiestas. Toda la conducta tenía que explicarse en términos de relaciones estímulo- respuesta, y las generalizaciones relativas a la conducta debían basarse en la observación experimental objetiva. Los reflejos ya existentes al nacer, se elaboran simplemente por condicionamiento, para extender el potencial conductual del organismo. 

La conducta más compleja era un problema de formación e integración de hábitos concebidos como disposiciones adquiridas de conexiones estímulo-respuesta complejas. Tal concepción lo liberó de todo mentalismo. La percepción podía manipularse (sin referencia a la conciencia) como "conducta descriminativa"; la psicología física podía aceptarse tomando el "informe verbal"  como una forma de conducta manifiesta; al pensamiento se le daba un mecanismo motor  en forma de "discurso subvocal".

Watson mismo estaba consciente de la posibilidad de que su conductismo sufriese un cambio substancial como resultado de la evaluación crítica, puesto que en el prefacio de la segunda edición de la obra psichology dice: Desde 1919, cuando por primera vez se publicó este libro, el conductismo ha sufrido una evaluación emocional y lógica. Pero aún no se decide que se vuelva sistema dominante en psicología o siga siendo meramente un enfoque metodológico.


La psicología objetiva de Pavlov

Iván P. Pavlov era, ante todo, un fisiólogo sin intenciones de establecer una nueva escuela de psicología. Sin negar la importancia de los fenómenos psicológicos, parece haber sido muy escéptico en relación con el modo típico en que los psicólogos se ocupaban de ello. Citando a William James, cuya alusión a la psicología era "no como una ciencia, sino como una esperanza de la ciencia". 

Citó a Wundt como fundador del así llamado "método experimental en psicología" para Pavlov era evidente no querer utilizar ni dedicar su tiempo a utilizar como método científico; la introspección de los estado subjetivos de conciencia.

Pavlov consideraba que las funciones de la actividad nerviosa especializada se encontrara en el funcionamiento de los hemisferios cerebrales. El aprendizaje, el pensamiento, la solución de problemas y todas las actividades que se consideraban específicamente psicológicas dependían de la integridad de los hemisferios cerebrales.

Considérese el perro, que ha sido desde tiempos remotos el servidor del hombre. Piénsese como puede ser entrenado para que ejecute diversas tareas, vigilar, cazar, etc. Sabemos que esta conducta compleja del animal, que sin duda implica la actividad nerviosa especializada, esta asociada principalmente con los hemisferios cerebrales. Si suprimimos los hemisferios en el perro ..., el animal no sólo es incapaz de ejecutar estas tareas, sino que ni siquiera puede cuidarse a sí mismo. Se convierte de hecho en un inválido sin esperanza, y no puede sobrevivir mucho tiempo, si no se le atiende cuidadosamente.

En el hombre también la actividad nerviosa especializada depende de la integridad estructural y funcional de los hemisferios cerebrales. Cuando estas estructuras resultan dañadas y se impide de algún modo su funcionamiento, también el hombre queda inválido, no puede seguir ejecutando sus tareas normales y tiene que ser retirado del mundo del trabajo de los demás.     (Pavlov, trad. al inglés de Anrep, 1960, p.1)

Para Pavlov entonces (como para Hebb mucho después), la organización de la conducta era problema de organización de los circuitos nerviosos en los hemisferios cerebrales. Concibió la elucidación de los mecanismos que sirven de base para la organización de la actividad nerviosa especializada como "un campo limitado, con grandes posibilidades para la investigación".

Sin embargo, no veía provenir en la aplicación de las técnicas típicas introspeccionistas de los psicólogos a los datos subjetivos para solucionar problemas, escribió:
"Se ha hablado de las actividades de los hemisferios como de un tipo especial de actividad psíquica, cuya operación sentimos y aprendemos en nosotros mismos y que, por analogía, suponemos existe en los animales. Es una anomalía que se ha situado al fisiólogo, en posición extremadamente difícil, por una parte, parecería que el estudio de las actividades de cualquier otra parte del organismo deberían encontrarse en el campo de trabajo del fisiólogo, pero por otra parte sucede que ha sido anexada al campo especial de otra ciencia: La psicología".

El punto principal de interés, en relación con el método adoptado por Pavlov, en sus trabajos personales fue que de ningún modo se puso a observar la estructura y la función del sistema nervioso (como hubiese podido esperarse por su interés en la fisiología), se trataba de un estudio especulativo a cerca de la función de los hemisferios por medio de lo que ahora se reconoce como el método distintivo de la psicología objetiva. Es decir, presentaba estipulaciones controladas y registraba las respuestas manifiestas sacando conclusiones respecto al modo como el cerebro funcionaba, con base en estas observaciones. 

Por lo tanto los estudios de Pavlov sobre el reflejo condicionado analizan el modo de como trabaja el sistema nervioso, para establecer nuevos sistemas de estímulo-respuesta, y parte no del examen de los nervios y de sus conexiones, sino del estudio de la conducta de los animales, en condiciones de estipulación específica en función de lo que se espera que suceda si el sistema nervioso trabaja del modo sugerido. Se trataba, como lo describe Hebb, de un sistema nervioso teórico y su método era un método psicológico aplicado al estudio de los mecanismos fisiológicos que meditaban la conducta del organismo.

A las influencias estadounidenses hay que añadir el peso de la reflexología rusa, por su insistencia en el estudio objetivo de las relaciones de estímulo respuesta, tal como se manifiesta  en los trabajos de Pavlov y Bejterev. El objetivismo ruso y su producto, el reflejo condicionado, hicieron posible la producción de un conductismo totalmente objetivo que, su forma no radical, fue en extremo positivista por la abolición de todos los términos mentalistas y de los métodos introspectivos.


El conductismo descriptivo de Skinner

Aun entre los positivistas más convencidos, el asentamiento a los criterios científicas de Hull no era universal. Skinner fue uno de los que aceptó la filosofía general del conductismo, pero escogió una vía diferente a la de Hull; este psicólogo de Harvard adoptó la fórmula E-R de Watson apoyada por el principio del refuerzo. A este respecto su enfoque se parece al de Hull, pero ahí termina la similitud. La rama conductista de Skinner no fue teórica en su enfoque ni se aferró al principio de amibientalismo que caracteriza su "su conductismo descriptivo". 

El rasgo destintivo de su punto de vista fue una dedicación total al estudio de la conducta observable, esto es, al estudio de las respuestas observables, en relación con condiciones- estímulo observables; no hace referencia a estructuras de intervención inferidas, como los propósitos (que se encuentran en Tolman) o los teoremas deductivos de una teoría racionalista (como en Hull). 

Skinner era de los que creían que era posible desarrollar un estudio sistemático de la conducta en términos de las relaciones funcionales existentes entre respuestas y estímulos observables, sin referencias a los aspectos "internos" de los organismos que se comportaban, ya fuera que los eventos que intervenían se concibieran en lenguaje fisiológico o en el teórico. Para Skinner, es suficiente que un experimentador pueda observar la conducta, pueda disponer las condiciones de su ocurrencia y pueda expresar directamente la correlación entre los dos.

La divisa de Skinner bien podría ser "el control ambiental de la conducta". El conductista está capacitado para adoptar esta concepción del objeto y la metodología de su ciencia, y la prueba de su carácter aceptable es su riqueza de predicción y de experimentación. 

Respecto a estos aspectos Skinner tiene una posición extremadamente ventajas. Hay mucho mérito en el punto de vista que trata de liberar a la psicología de entidades místicas interiores al organismo que se supone toman sus decisiones, y mucho se ha logrado en psicología a partir de la explotación experimental rigurosa de la estrategia "relación funcional observable".

Si Hull representó la fe en la tradición racionalista en ciencia, Skinner representó la fe en un empirismo extremo, y sus concepciones contrastantes de la metodología científica son dignas de consideración, dado que resurge la antigua controversia filosófica dentro de los límites del conductismo. Skinner rechazó las teorías deductivas formales de tipo Hull, y defendió un conjunto informal de generalizaciones, basado estrictamente en métodos inductivos de observación. En uno de sus escritos estableció muy claramente su posición.

Estableció:
"...Nunca me he encontrado con un problema que fuera más que el eterno problema de encontrar orden. Nunca he atacado un problema formulando una hipótesis. Nunca deduje teoremas ni los sometía a prueba experimental. Hasta donde yo puedo ver no he tenido modelo de conducta preconcebido; ciertamente ninguno filosófico o mentalista, y creo que ni si quiera conceptual... Por supuesto, trabajaba en base a una suposición básica; que en la conducta había orden, pero tenía que descubrirlo; mas tal suposición no debe confundirse con las hipótesis de la teoría deductiva."

Mas adelante en el mismo escrito dice:
"Cuando hemos logrado un control práctico sobre el organismo, las teorías de la conducta dejan de tener importancia. Para re presentar y manejar las variables importantes, es inútil un modelo conceptual: nos enfrentamos a la conducta misma. Cuando la conducta muestra orden y consistencia, no es muy probable que se trate de causas fisiológicas o mentalistas. Cuando se tiene un dato, ha de tomar el lugar de la fantasía teórica. En el análisis experimental de la conducta, nos dirigimos a un tema que no sólo es manifiestamente la conducta de un individuo y, por lo tanto, se pude abordar sin las ayudas estadísticas usuales, sino también "objetivo" y "real" que no requiere de la teorización deductiva."   (Skinner, 1965, p.p. 227 y 231)

No sólo se evidencia el disgusto de Skinner por los métodos hipotético-deductivos sino también se desconfianza en los procedimientos usuales de muestreo de los de los métodos estadísticos. Se Trata de una psicología del individuo, y Skinner proclama que un estudio exhaustivo del individuo bajo condiciones ambientales rigurosamente controladas tiene más probabilidad de ser fructífero que empleo de las medias de datos de grupo.

El contraste entre el apriorismo deductivo de Hull y el aposteriorismo inductivo de Skinner, ambos dentro del marco general del coductismo, parece reitroducirnos en el dilema metodológico que ha persistido en una u otra forma a través de la historia de la filosofía de la ciencia. 

B. Skinner (nacido en 1904) es una de las personalidades más destacadas de la psicología.  Su esencial aportación ha sido en el área del acondicionamiento operante. Aunque utilizó ratas y palomas para determinar diferentes programas de reforzamiento (recompensas), también fueron importantes por otro lado sus investigaciones directamente aplicables al ser humano. Una de sus invenciones fue "la cuna de aire" en la cual se aplicaba un total control  sobre las temperaturas, en esta cuna mantuvo a su hija durante sus dos primeros años de vida. Aunque se habló mucho de esta caja nunca tubo un éxito comercial. Una importancia mucho mayor tuvieron las máquinas de enseñanza y los programas de modificación del comportamiento que desarrollo los principios del "refuerzo" que habían descubierto con sus investigaciones con ratas y palomas.

Conducta operante

Propósito y conducta
Debido a los efectos que produce el ambiente la conducta, se asigna una cualidad o propiedad de propositividad a la conducta, a fin de traer al presente efectivo "lo que hace el organismo emitir la conducta" o bien, se dice que e el organismo se comporta de una manera determinada debido a que tiene la intención de lograr, o que espera obtener, un efecto dado; o se caracteriza a la conducta como poseyendo utilidad en tanto maximice o minimice ciertos efectos.

La ley del efecto, propuesta por Thorndike, dio un paso en esa dirección: la ocurrencia aproximadamente simultánea de una respuesta, y ciertos eventos ambientales (comúnmente generados por ella), cambian las respuestas del organismo, aumentando la probabilidad de que ocurran de nuevo las respuestas de la misma especie. 

En si misma, la respuesta ha pasado a la historia y no es alterada. Thorndike hizo posible incluir los efectos de la acción entre las causas de la acción futura sin usar conceptos como propósitos, intención, expectativa utilidad.

La ley del efecto agregó una nueva clase de variables importantes, de las que podía demostrarse que la conducta era una función. Los aparatos utilizados para el estudio de la conducta durante el siguiente cuarto de siglo continuaron enfatizando una relación de intencionalidad entre la conducta y sus consecuencias.

Una vez que el procedimiento se hizo común, no resultó difícil diseñar un aparato en el cual una respuesta produjese alimento de una manera similar. Uno de los colaboradores de Pavlov, Ivanov- Esmoloensky, estudió una disposición experimental análoga a la de Thorndike. A pesar de saber como o porque siguen a la conducta, las consecuencias de una acción cambian al organismo. La conexión no necesita ser funcional u orgánica, como en realidad no lo fue en el experimento de Thorndike.

Ventajas y prácticas
Los primeros aparatos no fueron diseñados para eliminar las representaciones espaciales de la propositividad; sin embargo, así lo hicieron, y este hecho tuvo consecuencias de gran alcance. El experimentador podía elegir una respuesta que era convenientemente registrada, o una que el organismo pudiera ejecutar sin fuerza durante periodos prolongados.

Una respuesta que sólo esta relacionada de modo temporal con sus consecuencias, también podría estudiarse convenientemente mediante el empleo de equipo automático. La disponibilidad del equipo automático ha ayudado a escandalizar los experimentos y ha facilitado el estudio de relaciones entre respuestas y consecuencias tan complejas como para disponerlas en forma manual  o inspeccionarlas ocularmente.

Otro resultado práctico fue terminológico. El concepto de reflejo no hacía referencia a las consecuencias de una respuesta. Con frecuencia los reflejos eran obviamente "adaptativos"; pero este era un efecto primordialmente filogenético. El término operante se estableció para diferenciar los reflejos de las respuestas que operan directamente en el ambiente. El termino alternativo, instrumental, sugiere el uso de instrumentos. Es decir que una rata "usa la palanca para obtener alimento" Tiene matices propositivos y en los casos donde no hay indicios que puedan identificar a algo como un instrumento, frecuentemente se dice que el organismo usa la respuesta para obtener un efecto.

Otro cambio fue de recompensa a reforzamiento. Recompensar sugiere compensación por comportarse de una manera determinada, frecuentemente como en una especie de contrato; el término reforzamiento, en su sentido etimológico, simplemente señala el fortalecimiento de una respuesta.

La tasa de respuesta como un dato
Un resultado importante en el estudio de una relación arbitraria entre una respuesta y sus consecuencias, además de la simplificación en los procedimientos del que se llegó a disponer, a sido el énfasis que ha sido puesto en la taza de respuestas como una propiedad de la conducta. Los primeros aparatos casi siempre se usaron para estudiar las respuestas de ensayo a ensayo, en las cuales las tasas de respuestas son controladas por el experimentador. 

En un registro acumulativo, la taza y los cambios en la taza son notorios a primera vista sobre periodos substanciales. El registro automático permite al experimentador advertir los cambio conforme ocurren, así como seguir los pasos apropiados. La taza de respuestas resulta importante además de que es apropiada para el análisis principal.   

La conducta intencional de Tolman

A Edward Chace Tolman debemos gran parte del método para definir términos teóricos, a los si variables de intervención de acuerdo con su conductismo intencional con que trató de lograr una mezcla de intencionalismo y de psicología de la Gestalt sobre firme base conductista. Según Tolman tal intencionalismo podía definirse de modo operacional, con lo que se suprimiría una deficiencia decisiva en la concepción de la conducta de Watson.

Las definiciones pueden complicarse bastante, como lo mostró Tolman cuando se propuso definir algunos de sus experimentos. No obstante, al analizarlos se ve que satisfacen los requisitos de la definición operacional según la cual el significado del término es el método de verificación. Un ejemplo de un término cognoscitivo, al que se puede dar especificación conductual será suficiente para demostrar este procedimiento.

Tolman era un teórico cognoscitivo, pero hay que subrayar que su conocimiento no tenía nada que ver con estado de conciencia internos; independientemente de ser este un  problema, la ciencia construye una representación del universo por medio de términos definidos y sus relaciones, ruidos en un cuarto de referencia lógica.

Según Tolman, se observará que es un tipo de ecuación: una proposición es el equivalente de otra. Es también un tipo de ecuación que relaciona unas consecuencias con otras condiciones antecedentes, y como en su doctrina la psicología científica se interesa sólo en el desarrollo de reglas y ecuaciones, las definiciones operacionales proporcionan una salvaguardia contra cualquier tentación de descubrir lo que está pasando en la mente; creía que la ciencia psicológica podía reducirse a un sistema de relaciones funcionales interdependientes.

Tolman insistía tanto en el valor de este método básico, que proclamó que se podría obtener esencialmente explicación completa de la conducta por medio de un análisis experimental y teórico progresivo de los determinantes de la conducta de una rata en un único punto de elección. 

Con esto consideró necesario establecer hipótesis relativas a las condiciones que relacionaban la conducta observable con sus condiciones de ocurrencia en forma de "variables de interacción" definidas operacionalmente, es decir variables que unen las variables independientes, por una parte, con las variables dependientes por la otra. 

Así para Tolman, la teoría de la conducta estaba constituida por un sistema de variables de intervención que mediaban entre el estímulo y la respuesta. La fórmula simple E-R se amplió del modo que se leyese: E (sistema de V. Y.) -R, o su equivalente E-(teoría)-R. Así pues, el área teórica de cualquier explicación de la conducta no se realizaba en las relaciones observables estímulo respuesta, sino en la región mediadores de las condiciones no observables. 

Por tanto la conducta era función de un conjunto estructurado de condiciones de intervención planteadas hipotéticamente que son, a su vez, función de un conjunto de variables independientes.

La Teoría sistemática de la conducta de Hull.

Clarck Leonard Hull, el más completo de todos los sistemáticos, causo un impacto tremendo en la psicología teórica y experimental a partir de 1930. Hizo hincapié sobre todo, como en la teoría de Tolman, en la relación entre la teoría y el experimento, pero la concepción de Hull respecto a la naturaleza de la teoría lo llevó a una búsqueda mucho más ambiciosa de una teoría formal, autoconciente, lógicamente firme.

Dado tal sistema, el método científico se volvería hipotético- deductivo, en su aspecto lógico, más que observacional-inductivo tal y como era en la ciencia empírica del siglo diecinueve. Hull fue un conductista riguroso respecto a la mayoría de los aspectos de la psicología de Watson: a)la exigencia de objetividad en el manejo de los datos empíricos; b)la adopción del estímulo y de la respuesta como variables independiente y dependiente en la investigación psicológica; c) la incorporación de los principios de condicionamiento como mecanismos del aprendizaje, y d) una fuerte preferencia por los determinantes periféricos, en vez de los determinantes centrales de la conducta.

Hull difirió de Watson por su insistencia en el principio de ambientalismo. Tendía mucho más a introducir condiciones del organismo, como las necesidades biológicas y las tendencias, y a hablar de los efectos motivacionales de las diferencias de los tejidos.

Por lo tanto la fórmula E-R adquirió un nuevo aspecto con el "reforzamiento". Los conductistas al estilo de Gull fueron conocidos como  "teóricos del reforzamiento E-R" En este punto tenía cierta similitud con Thorndike, porque el punto de partida de su teoría del refuerzo, mediante la reducción de los estímulos de tendencia incluidos por la necesidad, era la Ley del Efecto de Thorndike. 

La situación reforzante era aquella que podía aumentar la probabilidad de ocurrencia de una respuesta a un estímulo particular, mediante el fortalecimiento progresivo de un hábito. Según la teoría, un estado de necesidad biológica (por ejemplo la falta de comida) desencadena una secuencia de actividad diversa, que continúa hasta que se alcanza el objeto de la necesidad y se satisface esa necesidad. 

El refuerzo mediante la reducción de la tendencia pasó a ser el principio central de la teoría del apredizaje de Hull y lo puso en conflicto con los teóricos de la continuidad y con la  teoría de los "mapas cognositivos" de Tolman.

La concepción de Hull respecto a las funciones de apoyo mutuo que desempeñan la observación (experimento) y la teoría en la metodología de la ciencia está claramente resumida en el capítulo inicial de su libro más conocido:
La ciencia moderna tiene dos componentes inseparables: el empírico y el teórico. 

El componente empírico se refiere principalmente a la observación el teórico, a la interpretación y explicación de la observación. Se explica un evento natural cuando puede ser derivado como teorema, mediante un proceso de razonamiento a partir de  1) un conocimiento de las condiciones naturales significativas que le anteceden y 2) uno o más principios significativos, llamados postulados. 

Se generan conjuntos o familias de teoremas, y a menudo se emplean teoremas para deducir otros teoremas; así se crea jerarquía lógica parecida a la de la geometría ordinaria. Una jerarquía de familias de teoremas interrelacionados, todos derivados de un mismo conjunto de postulados consistentes, constituyen un sistema científico.  (Hull, 1943 pp14-15)

Pero sin duda la mayor contribución de los conductistas fue el uso del método científico para estudiar el comportamiento. Este método se apoyaba en los comportamientos y los hechos observables; en contraste con las medidas introspectivas anteriormente aplicadas. 

El conductismo también expandió las miras de la psicología incluyendo los estudios sobre los animales. Esta escuela ayudó a la psicología a convertirse en una disciplina realmente científica y trazó el camino hacia el futuro, a pesar de que su simplicidad le impedía tratar satisfactoriamente aquellos factores psicológicos que no son  observables, incluidos entre estos todas las emociones y pensamientos. Hoy día el mayor desacuerdo con el conductismo se debe a la negación de dos procesos cognitivos

El triunfo del Conductismo

La psicología estructural de Titchner (que de hecho, se encontraba aislada de la corriente principal de la psicología americana),  había un fuerte movimiento hacia un funcionalismo; movimiento muy influido por la doctrina evolucionista. En este enfoque se hacía hincapié en el concepto de adaptación biológica de las especies por medio de la regulación de su conducta. 

Una vez que la conducta, en contraposición a la experiencia, empezó a ser un centro de atención, la caída de la psicología introspectiva clásica fue un hecho. El conductismo radical se consideró a sí mismo como "el partido de oposición" y surgió victorioso en la mayoría de aspectos, alrededor de 1920.

 Las introspecciones no se pueden relacionar con nada; sólo podemos correlacionar indicadores manifiestos de estados subjetivos, es decir, dar informes verbales. Wundt y Titchener utilizaron este procedimiento.

Hay dificultades a este respecto porque se replicará inmediatamente que no interesan las palabras como meras vocalizaciones, sino como indicadores significativos que hacen referencia a la experiencia. Es a lo que se refiere Turner al hablar de un "diccionario de usos" para poder hacer proposiciones unívocas más extensamente:
Mostramos tarjetas de diferentes colores a un sujeto y le pedimos que responda con el nombre del color apropiado. Así, cuando le mostramos una tarjeta azul, el sujeto dice "azul", cuando la tarjeta es verde, dice "verde", etc. La cosa es simple y los resultados directos. 

El sujeto nombra correctamente las tarjetas. Si repetimos el experimento con otros sujetos... obtenemos un acuerdo unánime en la nominación de las tarjetas- estímulo. Podemos entonces concluir, generalizando, que todos nuestros sujetos perciben correctamente los colores en estas condiciones. Pero aquí he cambiado el término "nombrar" por "percibir" y lo he hecho deliberadamente, con el fin de introducir una ambigüedad. 

Por una parte nuestra descripción se refiere a su discriminación de los colores sin referencias específica al contenido de la visión; por otra, esa descripción se refiere a lo que ve, pero al no tener acceso a lo que ve, no sabemos si ha utilizado la frase "ver azul" de acuerdo con el diccionario.   (Turner, 1967, pp 4-5)

Edwin B Holt (1873-1946) fue uno de los filósofos realistas que se apartó de la escuela de pensamiento tipo "mente como conciencia" y defendió el estudio de la conducta en un sentido funcional amplio que tomase en cuenta no sólo las respuestas musculares y glandulares de la persona, sino que también el significado de la respuesta total, para llegar a cierto fin. 

En esta defensa, Holt no estaba en modo alguno solo. Aunque la conducta no se había definido en los términos estrictamente objetivos que pedía Watson en su conductismo, había muchos psicólogos eminentes que se referían a ella como el objeto propio de la psicología. Entre estos estaban James M´clin Cattell (fundador en E.U. del examen mental objetivo), William M´cdougal (líder de la escuela internacionalista) y W. B. Pillsbury (un exalumno de Titchener). 

Todos estos querían que la psicología se definiera de modo que se hiciese hincapié tanto en el interés por la conducta como por la experiencia. Hacia 1896 Thorntike estableció la psicología experimental animal e indicó su importancia para la psicología educativa mediante su atención a los principios generales del aprendizaje y de la solución de problemas.

MODELOS

Los experimentos y las Teorías de Pavlov

Las contribuciones de Pavlov no se apoyan tanto en su descubrimiento del reflejo condicionado, y ni si quiera en sus teorías sobre el mismo, como con el cuidado con el que se exploró numerosas relaciones empíricas y, de esta manera se llegó a determinar  los parámetros esenciales, así como a sentar las bases y la terminología para los incontables experimentos realizados por otros investigadores y por sus propios colegas.

Reforzamiento, extinción, recuperación espontánea. La historia de un simple reflejo comienza con su adquisición a través de un  reforzamiento repetido; es decir, después de que el estímulo condicionado sigue repetidas veces al estímulo y a la respuesta incondicionados, con intervalos de tiempo adecuados. 

Pavlov presentó datos obtenidos de perros frecuentemente condicionados, de manera que, por lo común, de esos datos no se puede inferir la adquisición original. pero algunos experimentos mostraban una tendencia a que la curva era sigmoidal (en forma de s), constituida por una porción inicial de poca o ninguna respuesta, luego por un incremento rápido y después por alguna disminución de la tasa de incremento.

Cuando se interpone el reforzamiento y se presenta solo el estímulo condicionado, sin acompañamiento del estímulo incondicionado, la respuesta condicionada disminuye gradualmente y desaparece, fenómeno al que se le denomina  extinción experimental. Pavlov reunió numerosas tablitas en las que se describía la citad extinción. Cuando se transcurrió un cierto tiempo, sin mayor repetición de ninguna clase, la salivación condicionada ha reaparecido; a esto se le llama recuperación espontánea.

Generalización y diferenciación. La primera dificultad que hay que tener en cuenta es la de que un reflejo condicionado producido por un determinado estímulo puede ser provocado también por otros estímulos adventicios, que no tienen que ser por fuerza, muy semejantes al primero.

Para que los reflejos condicionados faciliten la adaptación del ambiente, se necesita un proceso complementario de la generalización; es decir, la diferenciación. Pavlov demostró que la generalización inicial podía demostrarse mediante el método de los contrastes, según el cual un par de estímulos es reforzado regularmente, en tanto que el otro no se refuerza. Al final, después de algunas fluctuaciones, el reflejo condicionado se produce únicamente ante el estímulo positivo (reforzado), y no ante el negativo (no reforzado).

Relaciones temporales favorables y desfavorables entre los estímulos condicionados y los incondicionales. Las relaciones temporales dentro del condicionamiento según lo definió y expuso Pavlov, fueron resumidas de la siguiente manera:

A. Los estímulos condicionados e incondicionados se trasladan temporalmente.
                 1. Respuesta condicionada simultánea. El estímulo condicionado empieza desde una fracción de segundo hasta cinco segundos antes del estímulo incondicionado, y continúa hasta que este último aparece. La respuesta condicionado tiende a surgir casi inmediatamente al comienzo del estímulo condicionado.
                2. Respuesta condicionada demorada.  El estímulo  condicionado empieza de cinco segundos a varios minutos antes de que el estímulo incondicional y continua hasta que este aparece. Aunque la respuesta condicionada se inicia antes del estímulo incondicionado, sigue al comienzo del estímulo condicionado después de una demora proporcional a la longitud del intervalo entre los dos estímulos. Es difícil formar respuestas condicionadas demoradas si no se ha establecido ya una respuesta condicionada simultánea.

B. Los estímulos condicionados e incondicionados no se traslapan temporalmente.
        3. Respuesta condicionada de huella corta. El estímulo condicionado se suprime durante unos cuantos segundos antes de que comience el estímulo incondicionado.
           4. Respuesta condicionada de la huella larga. El intervalo entre la interrupción del estímulo condicionado y el comienzo del estímulo incondicionado es de un minuto  o más. La respuesta condicionada no comienza cuando da principio el estímulo condicionado, ni cuando termina éste, si no después de un intervalo proporcional al tiempo transcurrido antes de la presentación del estímulo incondicionado. La respuesta condicionada de huella larga se forma con mayor dificultad que las respuestas condicionadas demoradas.
            5. Respuesta condicionada retardada. El estímulo condicionado no comienza a actuar sino que hasta que ha cesado el estímulo incondicionado.

C. Las funciones del intervalo de tiempo como estímulo condicionado.
           6. Respuesta condicionada temporal. Un estímulo incondicionado se presenta a intervalos de tiempos regulares. Si se omite ahora, se producirá una respuesta condicionada con un intervalo que será aproximadamente el acostumbrado. Con los perros se ha empleado obteniendo 30 minutos de intervalos.
Kimble resumió los estímulos con los que Pavlov trabajo llamándoles condicionameinto "simultáneo":Variedades de inhibición. Los fenómenos inhibitorios dentro del condicionamiento, descritos por primera vez en relación con la extinción, Pavlov llevó a cabo una clasificación de diversos tipos de manifestaciones empíricas de tal fenómeno.
            A. Inhibición externa
Decremento transitorio de una respuesta condicionada por causa de un estímulo extraño, como cuando un sonido fuerte reduce la salivación condicionada a una luz.
            B. Inhibición interna
La inhibición interna se desarrolla lenta y progresivamente, cuando un estímulo condicionado se presenta, repetidas veces, en alguna de las siguientes condiciones:

                1. Extinción experimental. El debilitamiento de la respuesta a un estímulo condicionado que se repite varias veces sin reforzamiento.
                2. Inhibición diferencial. Una respuesta condicionada dada originalmente a cualquiera de dos estímulos se restringe a uno solo, a través del reforzamiento de uno y del no reforzamiento del otro. El estímulo negativo que no ha sido reforzado se vuelve inhibidor.
                3.  Inhibición condicionada. A una combinación de estímulos se le quita toda la eficacia cuando no se refuerza, aún cuando esta comprenda un estímulo que, por sí solo, siga reproduciendo la respuesta condicionada. a los demás estímulos de la combinación se les llama inhibidores condicionados.
               4. Inhibición de la demora.  Si un intervalo irregular de duración suficiente, media entre el comienzo de un estímulo condicionado y su reforzamiento, durante la primera parte de su acción aislada, el estímulo condicionado no sólo se vuelve inefectivo, si no que inhibe activamente otras actividades incurrentes. (Puede haber desinhibición transitoria al comienzo del estímulo condicionado, de manera que existirá una ligera respuesta condicionada antes de que se manifieste la inhibición.)
            C. Desinhibición.
            Reaparición transitoria de una respuesta condicionada inhibida por causas de un estímulo extraño. Es posible considerar esto como inhibición externa de una interna. La irradiación y la concentración son válidas tanto respecto de la inhibición como de loa excitación.

Los Neoconductistas


Ya en 1920 había psicólogos de inclinación conductista que no estaban de acuerdo con el radicalismo de la formulación de Watson. Muchos estaban dispuestos a aceptar completamente la metodología, pero no estaban de acuerdo en reducir la conducta a la fórmula estricta E-R. Les parecía demasiado restrictiva y demasiado mecanicista, al rechazar totalmente la prosecución de fines como rasgo de la conducta manifiesta.

Hacia 1930, ciertos psicólogos estadounidenses comenzaron a optar por una de las dos corrientes cuya identificación se ve mejor en sus teorías del aprendizaje. De una parte se encontraba la teoría cognoscitiva (derivada principalmente de los gestalistas); de la otra, la  teoría conductual (derivada principalmente de Watson, pero fuertemente influida por la teorización anterior de Thorndike, especialmente por su Ley del Efecto). La decisión entre estas dos opciones teóricas no era completa, puesto que al menos uno de los nuevos conductistas, Tolman, trataba de reconciliar las dos.

Querido Lector

El camino no ha sido fácil, pero la experiencia que gané es invaluable. Gracias por todo este tiempo trabajando juntos.