El miedo es un mecanismo de alarma y protección imprescindible
del ser humano Como el dolor, el miedo es un maravilloso invento del organismo
para su desarrollo en el proceso de evolución: ambos son necesarios para la
supervivencia y no se puede Prescindir de ellos. Sin embargo, ambos pueden
degenerar y convertirse en enfermedad.
El miedo es una emoción normal, necesaria y adaptativa que
todos experimentamos cuando nos enfrentamos a determinados estímulos tanto
reales como imaginarios, los niños a lo largo de su desarrollo sufrirán y
experimentarán numerosos miedos como la separación, los extraños, los ruidos
fuertes, la oscuridad, a quedarse solos, a los animales, al colegio y así
podríamos continuar con un muy largo etc. La mayoría serán pasajeros y no
representarán ningún problema por que irán apareciendo y desapareciendo en función
de la edad y del desarrollo psiconeurológico. Estos miedos, a través del
aprendizaje, resultarán muy útiles en muchas ocasiones pues le ayudaran a enfrentarse de forma adecuada y
adaptativa a situaciones difíciles, complicadas, peligrosas o amenazantes que
puedan surgir a lo largo de su vida y su función fundamental será protegerles
de posibles daños generando emociones que formarán parte de su continua
evolución y desarrollo. Por tanto no sólo es normal sino también necesario que
los niños experimenten miedos específicos y concretos ante situaciones, objetos
y pensamientos que impliquen peligro o amenaza real, evitando así correr
riesgos innecesarios que puedan poner en peligro su vida, su salud o su
bienestar físico o psicológico, pero sin que en ningún momento éstos sean lo
suficientemente importantes como para alterar de forma significativa su vida o
su desarrollo cognitivo o emocional.
El miedo es una característica inherente a la sociedad
humana: está en la base de su sistema educativo (que, como expuso de manera
radical Skinner, en buena medida se define por el esquema básico del premio y
del castigo) y es un pilar del proceso socializador. Buena parte del sistema
normativo se fundamenta en el miedo, como muestra el Derecho Penal.
Desde el ámbito de la ciencia política y la filosofía el
miedo se ha identificado como una de las características de la sociedad
postmoderna. Ulrich Beck la denomina risikogesellschaft (sociedad del riesgo)
en la medida en que es ahora el momento en que por primera vez la especie
humana se enfrenta a la posibilidad de su propia destrucción y extinción
Catherine Lutz, sostiene que el principal transmisor actual
del miedo son los medios de comunicación de masas, pero en todo caso se precisa
de la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle. Tras estudiar los
archivos históricos, la autora muestra cómo entre 1947 y 1954 estalló un pánico
colectivo ante el abuso sexual de niños, pese a que los periódicos llevaban
años publicando ese tipo de noticias. La autora concluye que el miedo es
también un arma de dominación política y de control social. Son diversos los
autores que denuncian el uso político del miedo como forma de control de la
población, haciéndose hincapié en la creación de falsos escenarios de
inseguridad ciudadana. A lo largo de la historia ha habido todo tipo de
movimientos sociales y culturales fundamentados en el miedo a algo: el
milenarismo, en miedo al efecto 2000 o los movimientos apocalípticos.
o Temor
a estímulos extraños o violentos, ante la pérdida de apoyo, a los desconocidos,
a la separación de los padres.
o 2-4 inicia la evolución de los auténticos miedos
infantiles.
o 4-6
Se mantienen los miedos de la etapa anterior pero van incrementándose los
estímulos que potencialmente pueden ser capaces de generar miedo
o 6-9
El niño alcanza la capacidad para discriminar las representaciones internas de
la realidad cognitiva.
o 9-12
Al igual que en la etapa anterior la realidad cognitiva va tomando mayor
relevancia, comienzan a tomar conciencia de miedos concretos y específicos pero
más basados en la realidad objetiva. A estas edades suele darse un leve repunte
de miedos que parecían superados.
o 12-18
En esta etapa se reducen los miedos a animales y a estímulos concretos para ir
dando paso a temores relacionados con la autoestima personal y a las relaciones
sociales.
o 18
en adelante Los temores irán evolucionando debido al aprendizaje, a las
experiencias propias o presenciadas en personas ajenas, algunos serán
necesarios y adaptativos.
La ansiedad es una respuesta psicofisiológica de alarma que
surge cuando la persona necesita reaccionar ante determinadas situaciones,
acontecimientos estresantes o estímulos percibidos como amenazantes, peligrosa
o de incertidumbre, bien sean reales o imaginarios, internos o externos. Al
igual que el miedo también es una respuesta normal, necesaria, adaptativa e
incluso positiva pues prepara al organismo para movilizarse ante situaciones
que requieran una activación neuronal superior a la requerida por otras muchas
situaciones que no impliquen dificultad alguna.
El miedo y la ansiedad dejan de ser respuestas normales,
adaptativas, necesarias y positivas cuando superan el umbral de tolerancia, no
hay percepción de control, se produce una evitación continuada del estímulo
aversivo, interfieren considerablemente en el funcionamiento normal y
adaptativo. Las respuestas se siguen manteniendo a pesar de la cantidad de
explicaciones racionales que puedan recibir al respecto pues el terror les
incapacita para escuchar razones o tomar decisiones racionales ante situaciones
reales o imaginarias o ante objetos y animales que para la mayoría de las
personas no representan ningún peligro excepto para quienes su cerebro los
interpreta como terriblemente peligrosos y amenazantes. Estas respuestas son
excesivas y vienen cargadas de un estado de ansiedad considerable, continuo y
persistente, son poco razonables e intensamente desproporcionadas, se prolongan
en el tiempo y generan un malestar clínicamente significativo con enorme
sufrimiento, que lo sufre tanto el niño como los padres o adultos que lo
cuidan, presentando un conjunto de síntomas que pueden llegar a ser
incapacitantes para la persona que los padece generando todo ello un estado que
escapa a los mecanismos de control. En esta situación el miedo se convierte en
fobia, donde ya no hay miedo sino pánico, y la ansiedad deja de ser positiva para
pasar a ser negativa y patológica lo que la convierte en altamente dañina y
perjudicial para quien la sufre además de alterar sensiblemente su capacidad
para afrontar situaciones cotidianas (como dormir, estar solo o con gente, ir a
la escuela, salir de casa, viajar, enfrentarse a diferentes situaciones que
dependerán del objeto temido, etc. y en definitiva poder llevar una vida normal
y satisfactoria).
Establecer la frontera entre miedo, ansiedad y fobia no
siempre será fácil pues dependerá de factores como la edad, naturaleza del
objeto o situación temida, frecuencia, intensidad, grado de incapacitación,
etc. Ante una fobia se van a presentar comportamientos de los más dispares y
con gran dificultad para mantener un control racional del pensamiento, reaccionando
desde la inmovilidad absoluta hasta el ataque de pánico donde la norma es la
gran evitación del estímulo aversivo o con una huida desesperada y sin control
cuando no se pueda evitar y no quede más remedio que exponerse al mismo. Para
comprender mejor qué ocurre ante una fobia podemos analizar las manifestaciones
a través de tres niveles de respuesta después de la percepción del peligro:
Se refiere a todos
los pensamientos, creencias e imágenes todo ello con un gran contenido de
peligro o amenaza y que derivan del temor pqmercibido ante el estímulo fóbico.
Estos pensamientos se producen de forma automática con total percepción de
pérdida de control, gran convencimiento de que no podrá soportarse, de que
ocurrirá siempre lo peor con gran anticipación de todo tipo de desastres. La
anticipación será totalmente negativa e incluso con mucho tiempo de antelación
•Gran cantidad de anticipaciones subjetivas
relacionadas con las reacciones fisiológicas.
•Gran cantidad de creencias erróneas,
negativas e irracionales respecto a la situación temida.
•Gran cansancio físico y mental.
•Dificultades de atención, memorización y
concentración mental.
•Percepción espacio-temporal alterada.
•Pensamientos irreales, distorsionados, muy
negativos y catastrofistas.
•Sensación de irrealidad, de tristeza y
gran desinterés por el entorno.
•Sentimientos de fracaso e incapacidad de
afrontamiento.
•Miedo a morir, a asfixiarse, a sufrir un
infarto, a sufrir un accidente, a perder el control.
Incluye todas las manifestaciones internas que podemos
sentir cuando nos encontramos ante el estímulo fóbico, las sensaciones variarán
de unas personas a otras en función del tipo de fobia, lo que para unas será
fundamental para otras puede resultar irrelevante. Una persona que tenga miedo
a sufrir un infarto tendrá pavor ante las palpitaciones, taquicardias, dolor en
el pecho o en el brazo, mientras que una persona que tema comer en lugares que
no controla, por lo que le pueda ocurrir, no soportará pequeñas molestias
abdominales, sensación de atragantamiento, nauseas.
•Aceleración del ritmo cardíaco,
palpitaciones.
•Opresión torácica intensa, dolor
o malestar en pecho.
•Sensación de falta de aire, de
ahogo, de atragantamiento.
•Sudoración excesiva.
•Sequedad de garganta y boca.
•Urgencia de orinar y defecar.
•Temblores, parestesias
(entumecimiento de miembros o sensaciones de hormigueo).
•Dificultades para dormir.
•Dolores musculares, de cabeza,
abdominales.
•Acidez gástrica.
•Perturbaciones digestivas
(diarrea o estreñimiento, nauseas, vómitos).
•Sensación de mareo, vértigo e
incluso pérdida de conocimiento.
Incluye todos aquellos comportamientos destinados a la
evitación, a la huida, a la búsqueda de ayuda y seguridad, al aislamiento, a
realizar cualquier cosa que les permita librarse o escapar del peligro. Algunos
acudirán a urgencias ante la mínima manifestación fisiológica, otros no saldrán
de casa sin llevar con ellos ansiolíticos o los fármacos que les aporten la
seguridad necesaria, otros evitarán actividades que impliquen esfuerzo físico,
otros no comerán determinadas comidas, otros serán incapaces de quedarse solos,
de hablar en público, de relacionarse, de montar en coche o cualquier otro
medio de transporte. Cada uno evitará todo aquello que esté en mayor o menor
medida relacionado con su fobia.
•Evitación total del objeto
temido.
•Aislamiento o intento de estar
rodeado de las personas que incrementen la seguridad.
•Urgencia por escapar, huida con
total pérdida de control.
•Irritabilidad, ira, agresividad, movimientos
descontrolados